domingo, 30 de octubre de 2011

La Caída

De todas las caídas que alguna vez tuvo ese hombre, esta había sido la más fuerte.
Caminó durante años tratando de desvanecer con el rocío un tatuaje añejo que llevaba en el pecho y no le dejaba vivir en completa paz, sin percatarse que todo su esfuerzo era en vano. Y ese día, al hallarse desnudo frente al espejo de la conciencia, se dio cuenta de las muchas y muy grandes torpezas que cometió en su vida. Queriendo reconciliar su pasado con el presente para llevar un futuro más tranquilo, hizo el intento de estrechar nuevos lazos, de convertirse en lo que jamás pensó que llegaría a ser, de hacerse una máscara rutinaria para el mundo, pero era imposible. En su tormentosa mente se proyectaban una y otra vez escenas de los momentos clave en los que había cometido errores. 
Por instantes, se sintió atrapado e inclusive encadenado. Varias noches, sin razón aparente y de forma brusca, las lágrimas hacían cuenca en sus mejillas y caían al suelo los cristales blandos con recuerdos turbios dentro.
Ya la soledad no era como antes, hasta ella se volvió tosca y silenciosa. 
La brújula de su corazón parece haber muerto y las incoherencias se hacen más recurrentes a diario. 
Tantas cosas se fueron sin dejar el mínimo rastro para poderlas encontrar de nuevo.
El olvido parece que nunca llegará, el recuerdo lentamente se desvanece conforme las estrellas preparan las nuevas curvas del destino y el bullicio del mundo aturde las aguas de su mente y no lo dejan mirar sus propios pensamientos con claridad.

Un respiro profundo trata de calmar sus entrañas y la última estrella del cielo le anuncia una hoja en blanco para cambiar su vida.

sábado, 6 de agosto de 2011

El tiempo pasa

La vida es como un puñado de polvo en medio de unas manos entre abiertas y como una hoja que se atreve a combatir la fuerza de los vientos que tratan de llevarla consigo a otro sitio fuera de su árbol. Es tan corta y tan breve, pero a la vez parece que no nos importa eso, pues perdemos tanto el tiempo en discusiones absurdas e inertes. Cada segundo es primordial y vital en un mundo que cada vez acelera más su marcha y olvida poco a poco su esencia, el Amor. 
Cuántos sueños se ven fulminados en un adiós y cuántas espinas son clavadas al callar las palabras necesarias para que se dé la redención en el perdón.
No podemos descifrar el código que encierra una lágrima que corre por una mejilla después de haber nacido en una mirada que ve a lo lejos cómo se aleja un pedazo de su corazón.
Nos es posible notar en una caricia todas aquellas palabras que hacen falta para revivir un amor que nació como el ave Fénix de las cenizas y convertir un cráter estéril en una naciente de agua viva con una simple y tierna sonrisa. 
El tiempo pasa y rasguña el rostro, con el paso del tiempo, de aquel que mira al cielo en espera de un milagro que alivie su alma y su espíritu.
Al llegar al fondo de la botella siempre encuentra la imagen un tanto borrosa del reflejo de su alma.
Una sonrisa se ve desfigurada con el roce de una brisa suave que logra convertirse en una caricia del pasado en el presente.
Somos ciegos, somos sordos, somos mudos, pues nuestro orgullo y nuestro ego nos impiden en muchos casos ser libres y dejarnos guiar por la brújula del corazón. 
Lo que queda es seguir mirando el cielo en noches serenas, suspirar y trazar un nuevo camino en el que sigamos las reglas del corazón y no de la razón.

jueves, 9 de junio de 2011

Sueño de Sirena

Una noche de pocas estrellas y un puñado de nubes danzantes en el cielo, en medio del silencioso caminar del viento y el suave tintineo de las luces a lo lejos, me enamoré...
Sus ojos son como el reflejo de la luna que se mece apacible sobre las olas del mar.
Su sonrisa es un arrebato del cielo que se convierte en un paraíso en medio de este mundo hostil. 
Sus manos juegan con el viento como acariciando a un amor eterno.
Su voz es como el canto de las sirenas, que arrulla y abraza mágicamente a todo aquel que le escucha, dándole un beso en el alma con tal suavidad y ternura, que hace tatuar ahí su huella para toda la eternidad.
Toda ella es un milagro del creador y su presencia da luz a quién la mira, pero vuela, y muy alto, mientras yo camino descalzo por entre piedras.